En el caso de Mafalda, la partera no dijo macho: el flamante personaje que con los años se transformaría en un estandarte de lucha por la igualdad social (en tiempos en que la liberación femenina aún estaba en pañales), llevaba sus polleras bien puestas. Quino dice hoy día: "-¿Por qué mujer? No lo sé. Al principio uno no se detiene a pensar en esas cosas.-". El dibujante tampoco se había puesto a pensar, tres décadas atrás, que las ideas de esta niña tan ingeniosa como irreverente, tan reflexiva como contestataria, iban a recorrer el mundo. Mucho menos que aunque la URSS haya desaparecido, lo mismo que Los Beatles y la guerra de Vietnam, el mensaje de Mafalda seguiría manteniendo la misma dosis de genialidad y, sobre todo, de actualidad.
Mafalda retrató y opinó sobre eventos tales como la guerra de Vietnam, la carrera espacial, el movimiento tercermundista, el asesinato de Kennedy, los derechos humanos, el sexo, la represión, el psicoanálisis, el feminismo y la religión, entre otros muchos. Según opinan los expertos, con Mafalda, el género de la historieta pasó de lo social a lo psicológico. Con una exacta dosis de simpleza y profundidad, Mafalda se convirtió en el personaje de historieta que más significa hoy para los argentinos.
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