martes, 11 de diciembre de 2012

La historieta en los 60'

Además de la aparición de Mafalda, que es innegablemente el acontecimiento crucial de los años sesenta en la historieta argentina y, me atrevería a decir, uno de los capitales a nivel mundial, otros hechos importantes de la década que pueden destacarse son:
la aparición, en un comercial de lanas San Andrés, en 1962, de dos personajes fundamentales para los chicos, desde ese momento hasta hoy: Anteojito y Antifaz, que tendrán poco después cada uno su propia revista y revolucionarán, de la mano de su creador, Manuel García Ferré, la historieta infantil, el dibujo animado, los programas televisivos para chicos y los métodos educativos de la Argentina;

  • la vuelta definitiva a Italia, en 1962, de Hugo Pratt, que creará poco después, en 1967, el personaje que lo hizo inmortal: Corto Maltés;
  • el intento fallido, en 1964, por parte de la Editorial Dayca, de probar con el género de superhéroes creados íntegramente en la Argentina: Futureman yBird-Man, que tuvieron un fracaso total, a pesar de que los guiones del segundo estaban a cargo de Oesterherld;
  • la publicación en Paris-Match (Francia) de los chistes sin palabras del humorista argentino Mordillo, en 1966;
  • la aparición, en este mismo año, de la primera “imitación” de Mafalda: la tiraPerro Mundo, de José Miguel Heredia, protagonizada por una sociedad canina que reflexiona sobre los problemas de actualidad en el estilo de Mafalda y sus amigos;
  • la aparición, primero en televisión (Canal 13) y después en la revista Antifazdel que será el “clásico” del dibujo animado argentino: Hijitus, del maestro Manuel García Ferré;
  • también en 1966 comienza a publicar en Argentina uno de los más prolíficos guionistas de historieta del mundo, Robin Wood, nacido en Paraguay pero formado en Argentina y autor, entre otros, de grandes éxitos como Nippur de Lagash, Helena, Mi novia y yo (con los excelentes dibujos de Carlos Vogt), etc;
  • en 1967, desde Buenos Aires, José Luis Salinas dibuja para el mundo los últimos centenares de tiras del ya mítico Cisco Kid, que la agencia King Features interrumpirá al año siguiente, después de casi dos décadas de éxito;
  • el estreno, en 1968, de la revista propia de Isidoro Cañones, el padrino de Patoruzú, Locuras de Isidoro, donde reaparecerán los personajes secundarios típicos de la vida del playboy que ya había creado Dante Quinterno (su tío, el Coronel Urbano Cañones, su mayordomo Manuel) y un nuevo personaje que se volverá tan famoso como el protagonista: su amiga y compañera de juergas, Cachorra.
  • la aparición, en ese mismo año, de los primeros trabajos en Boom, una revista de su Rosario natal, de otro de los grandes futuros genios: Roberto Fontanarrosa;
  • y, fundamentalmente, la celebración de la Primera Bienal Mundial de la Historietaen el Instituto Di Tella de Buenos Aires.
En cuanto a lo político, el gobierno militar comienza a hacer sentir su censura en la historieta y en el humor gráfico. En 1966 clausura la famosa revista Tía Vicenta, porque hace chistes con los bigotes de Onganía (el Presidente de facto de la Nación) y, algo mucho menos cómico, comienza a desconfiar de los guiones “fantasiosos” de Oesterheld y a recibir el mensaje subliminal (y no tan subliminal) que el guionista desarrolla en sus escritos.
En 1969, para la revista Gente, Oesterheld “aggiorna” el guion de El Eternauta, que esta vez dibuja Alberto Breccia, y que no llega nunca a terminar de publicarse, porque los ataques a la política son mucho menos sutiles y mucho más directos que en su versión original. Por ejemplo, a la noticia de la radio que anunciaba la invasión extraterrestre a América del Sur se le da un contenido mucho más testimonial: «...traición inconcebible de las grandes potencias. Sudamérica entregada al invasor...» Desde los comienzos de estos convulsionados ‘60, la historieta argentina empieza a asumir el rol que, hasta el momento, había sido privativo de la literatura: ser testigo de su tiempo.

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