miércoles, 12 de diciembre de 2012

LA DÉCADA DE 1970


Los inicios de la década de los setenta se caracterizan por un profundo “resurgimiento” de la historieta, sobre todo a nivel editorial. A las revistas de Editorial Columba, que habían sobrevivido de la década anterior, se suma en 1974 Skorpio, dirigida por Alfredo Scutti, de la editorial Record, que también publicará poco después revistas como Corto MaltésPif-Paf y Tit-Bits, con las que se propone reinstaurar la vieja línea de las desaparecidas Hora Cero y Frontera, con viejos y nuevos aires..
www.tebeosfera.comUn hecho para resaltar es que en diciembre de 1975, a partir del nº 15 de Skorpio, Carlos Trillo y Guillermo Saccomanno crean la sección “El Club de la Historieta”, espacio de crítica y creación donde publican ensayos, comentarios y otras apreciaciones, a lo que suman los mismos autores otra sección en Tit-Bits, publicada en forma de capítulos -y a la que más tarde recopilaron en un libro-, titulada Historia de la historieta argentina. Muy importante también es el relanzamiento, por parte de la misma editorial, entre octubre y diciembre de 1976, de las 350 entregas de El Eternauta en once fascículos.
Otro de los grandes esfuerzos de la década viene de la siempre atenta ciudad de Rosario, donde entre 1977 y 1979 se publican los únicos tres números de la revista Tinta, dirigida por Sergio Kern, mezcla de fanzine y publicación comercial en la que se lucen excelentes artistas rosarinos, encabezados por Roberto Fontanarrosa. Cabe rescatar de esta producción una historieta del director de la revista, titulada “Marquimán”, que relata las aventuras de un superhéroe nacido en el Paraná, hijo de una surubí y amigo de pobres, marginados y malvivientes, «...un lujo de poesía, transparencia y captación de tipos y ambientes cotidianos que tendrá escasos equivalentes en su campo»[iii], y que muestra un camino a seguir en la creación de superhéroes nacionales, totalmente diferentes de los modelos de siempre originarios de los Estados Unidos.
El tercer nuevo proyecto editorial, también de corta duración pero de vital importancia para nuestra historieta, lo propone Ediciones La Urraca con la publicación de los cuatro únicos números, entre septiembre y diciembre de 1979, de la revista El Péndulo, dirigida por Marcial Souto.Es de hacer notar que en estas publicaciones hace sus primeras armas como guionista el ya consagrado como historiador del medio Carlos Trillo, que se perfila como lo que será, uno de los mejores escritores de historietas de los últimos tiempos, y que había debutado en 1974 con el maestro Alberto Breccia en los nueve geniales capítulos de “Un tal Daneri”, un detective del barrio de Mataderos. Pero la consagración definitiva para Trillo llega en 1975, junto al dibujante Horacio Altuna, desde la última página del diario Clarín, donde comienzan a publicar una tira realista que será “el” éxito por más de diez años: “El Loco Chávez” quien, junto con su novia Pampita (que se convierte en uno de los símbolos sexuales de la década), pasará a formar parte del folklore nacional.Como una consecuencia lógica de la repercusión experimentada por el medio en los círculos intelectuales tras la Bienal Di Tella, en 1970, una editorial “seria”, Paidós, publica el libro de Oscar Masotta La historieta en el mundo moderno, el primero en la Argentina sobre este tema. También el Centro Editor de América Latina, en su colección Capítulo. Historia de la Literatura Mundial, incluye en 1971 un tomo especial cuyo tema son las “Literaturas Marginales”, y uno de sus capítulos, escrito por Jorge Rivera y Eduardo Romano, está dedicado a la historieta y la fotonovela. Esta es la primera vez que una historia de la literatura editada en castellano incluye a la historieta, y la segunda en el mundo. 
Dentro de esta misma línea, en 1973 y por primera vez, la historieta entra en una cátedra universitaria: la de Literatura Argentina de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

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